domingo, 1 de julio de 2012

EL CONOCIMIENTO EN LOS TIEMPOS DE LA TECNOLOGÍA


  Desde los orígenes, la humanidad ha tenido que hacer frente a una cuestión fundamental: la forma de preservar y transmitir su cultura, es decir, sus creencias y conocimientos, tanto en el espacio como en el tiempo. Entre los finales de la Edad Media y el siglo XVIII, en Occidente se intentó controlar y ordenar la gran cantidad de textos que el libro manuscrito y luego el impreso habían puesto en circulación, tras la invención de la imprenta por Gutenberg. A partir de entonces, el libro comenzó a tener un valor realmente significativo como mecanismo de control y transmisión de conocimientos.
            
  Con la aparición de la imagen, el conocimiento comenzó un largo proceso de descentralización. Hoy en día, los medios no sólo descentran las formas de transmisión y circulación del saber, sino que constituyen el escenario decisivo de la socialización, es decir, de los dispositivos de identificación y de los imaginarios de proyección de adolescentes, de sus estilos de vida, sus gustos y sus miedos.

  Ana Abramowsky nos propone tres posturas que toma la escuela frente a la imagen y la cultura visual y considero que éstas pueden aplicarse frente a los medios de comunicación en general, abarcando uno de los que hoy en día se posiciona en la cumbre de esa pirámide tecnológica: INTERNET Y LAS REDES SOCIALES.



  Los mass-media, cargados subjetivamente según ideologías, pensamientos o posturas, nos ofrecen información (muchas veces fragmentaria) sin que la estemos solicitando. Nos encontramos en la era del conocimiento, en donde resulta imprescindible asumir una postura crítica frente a la “avalancha informativa” a la que estamos sometidos día a día. Mirar críticamente es analizar, clasificar, despejar, desentrañar. Es poner en juego un conjunto de estrategias intelectuales tendientes a descubrir o desocultar sentidos profundo e implícitos.
  Entonces, ¿Qué significa saber hoy, cuando los lenguajes por los que el saber circula escapan del libro? Si la escuela no se plantea este interrogante, ¿Cómo puede pretender ser un verdadero espacio social y cultural de apropiación de los conocimientos? ¿Qué tiene que cambiar la escuela para que pueda comunicarse con su sociedad?
  Es sólo en la medida en que la escuela y el sistema educativo sean capaces de asumir que la tecnicidad comunicativa (que es una dimensión estratégica de cualquier cultura) forma especialmente hoy parte constitutiva de la estructura cultural de nuestra sociedad, como la escuela va a poder hondear en lo profundo de los cambios que atraviesan nuestro mundo.

La siguiente nota del diario Clarín concuerda con esta postura: Click aquí

  Y es nuestra tarea, como –futuros- docentes, hacer uso de estos nuevos recursos (a los que muchos les oponen resistencia) para colaborar con la formación de los niños de hoy, los hombres del mañana. De esta manera emerge una figura de docente que, de mero transmisor de saberes, se convierte en formulador de problemas, provocador de interrogantes. Necesitamos entonces, de una concepción de escuela que retroalimente la práctica comunicativa de la sociedad y que en lugar de limitarse a retransmitir saberes memorizables, asuma los nuevos modos de producir saberes que esta sociedad de la tecnología le demanda.


1 comentario:

  1. Hola Karina.
    Noté que decidiste realizar una publicación de corte más bien académico. Al respecto, es interesante el modo en que te apropias de los aportes teóricos de los autores abordados en la materia y cómo vas hilvanando un argumento personal sobre las transformaciones tecnológicas en curso y tu posicionamiento docente.
    También me pareció muy interesante el despigue que hacés de recursos hipertextuales: imágenes, video, links...
    Con lo que me gustaría que probaras en el próximo post es con una excritura más cercana a la bitácora, que supone una narración desde la propia experiencia ¿te animás?

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.