Abrir la puerta ...

Pensando sobre la consigna de este post y viendo mi propia experiencia con los medios y sobre todo con la televisión, vuelvo a mi infancia, y ya desde este sentido es una idea directa: tele-niño-infancia. Ya que la misma atraviesa muchos momentos en la vida de los mismos. Los niños, hoy en día y desde hace ya varios años, pasan mucho tiempo compartiendo con este medio, que a su vez cumple con varias funciones: diversión, entretenimiento, información, también es parte de nuestro proceso educativo, quizás en esta última no explícitamente. Acá puedo citar a Guillermo Orozco Gómez “La televisión justamente propicia experiencias placenteras y al hacerlo educa, aún sin proponérselo”.

Y sumándole a todo esto, podemos pensar que la televisión también forma parte de nuestra cultura. Ella viene educando y compartiendo desde varias generaciones. Volviendo a Orozco:” la televisión constituye, nos guste o no, el fenómeno mediático-cultural-educativo más importante de los últimos tiempos”. Y me acordé de un programa que veía siempre en mi casa con mi hermano.

Este programa siempre me pareció muy educativo, compartíamos las experiencias con mis compañeros y hasta debatíamos con la maestra cuando se nos era familiar el tema “nuevo” que veíamos en el manual. En este punto puedo tomar a Freire desde el concepto de “educación bancaria”, donde sólo se le inserta el conocimiento científico tomando al sujeto a modo de hoja en blanco “no es auténtica en tanto que lo que se pone en juego no es la libertad, sino la recepción sumisa y pasiva de un saber ajeno que llega de afuera y que como un banco, es simplemente depositado en una cuenta”. Pero según el mismo autor, la educación se basa en volcar al diálogo esas experiencias, saberes previos, conceptos, ideas y apropiarse de los mismos. “… solamente en una situación de diálogo o dialógica, no de imposición o autoritaria, se puede lograr la educación. Concibe el aprendizaje siempre como resultado de un proceso, cuya característica distintiva no es la transmisión de conocimientos, sino su producción colectiva”.

Analizando esta experiencia desde las relaciones entre uno (programa de televisión) y el otro (escuela), recién ahí se puede tomar el concepto de educación freireano, siempre y cuando se vuelvan la una con la otra, relacionándolas, llevándolo al diálogo, reviviendo las vivencias, reflexionando, reviendo, etc.

“El desafío de una educación y un educador es el facilitar situaciones donde sea posible que los educandos logren producir sus aprendizajes, conscientes de estar situados, pero a la vez de no estar solos o individualizados en su proceso cognoscitivo”.

Como mencioné anteriormente, la televisión es un fenómeno mediático-cultural-educativo, y es nuestra responsabilidad como educadores formas sujetos críticos, creativos y pensantes para con los medios y así lograr la emancipación, como lo plantea Freire.

“Es a través de la visión que tiene los sujetos de la televisión y de la visión que tiene en su mundo, que se va buscando una comprensión cada vez más crítica e integral que permita al sujeto arribar a un estado de mayor y mejor entendimiento de él mismo y de su propio mundo, con la esperanza de transformar ambos en un sentido emancipatorio”. (Guillermo Orozco Gómez). 

Como educadores, en cuanto a los medios y la educación, deberíamos “desnaturalizar” las representaciones de los medios y rever las representaciones de los sujetos, sería abrirles la puerta a la posibilidad de creación, de producción, de diálogo, puesta en común, construcción y llevarlos a la trasformación y a su propia autonomía.