Pequeñas cabecillas de héroes y princesas con sus capas y
espadas, con sus trajes y coronas. Buscando entre la silla y el suelo, cazar de
pronto el aire, en un heroico vuelo…
Una de las cosas más significativas durante mi residencia,
fue el observar y disfrutar del juego de los niños.
En los momentos de Juegos en sectores, ellos me pedían que
les atara la capa al cuello. Cabe aclarar, que la capa, que yo veía como un
pequeño, trapo colorido y acartonado, en ellos parecía cobrar vida.
Me contaban, que eran, el Zorro, el Hombre araña o Ben Diez.
Algunas niñas, también, con sus vestidos, desfilaban por las salas. Eran Ariel
(la sirenita), blanca nieves, o la bella durmiente.
Todos, contaban historias, y esas historias se hacían una en
el juego. Era claro que todos, conocían los personajes, y hablaban los mismos
códigos. Utilizaban términos tales como: Omitrix
Los niños poseían en la sala, unos títeres, colocados en
paneles. Estos títeres fueron confeccionados en sus hogares, junto a sus
familias. Tomaron como modelo de los mismos sus personajes favoritos de la
Televisión: superhéroes y princesas.
Por lo general, al comenzar la jornada, realizábamos un
intercambio, donde los niños podían, por ejemplo, hacer el conteo de los
compañeros de la sala, a través de dicho títere. Esto lo realizaban, con el
títere en la mano y en algunas ocasiones, se concentraban tanto en el personaje,
que en algunos caso simulaban volar de un compañero al otro, o en una primer
instancia, en lugar de comenzar el conteo, se quedaban mirando el títere que
poseían en su mano, y jugaban con el un rato, como si nadie los estuviera
viendo.
Algunos exteriorizaban ser ellos mismos, el personaje que apreciaban. Por ejemplo decían:
Yo soy el hombre araña, y al surgir este comentario en general también surgía
algún otro, adjudicándose la misma identidad, luego la discusión, luego los
gritos, luego las demostraciones de habilidades que validaran su declaración.
Otro de los juegos que realizamos con los niños, fue el Memotex
de personajes televisivos. En la confección del mismo, tuve en cuenta aquellos
que formaban parte de las preferencias de los niños. La situación de relevancia
en relación a este juego, fue que los niños cambiaron las reglas del mismo.
Esto constó en lo siguiente, al dar vuelta una ficha de un personaje que no les
agradaba, ya no estaban interesados en dar vuelta la segunda ficha para obtener
más puntos en el juego. Sólo les interesaba, obtener dos figuras que a ellos
les gustara. Otra manera de resolver el asunto que les preocupaba era “haciendo
trampa”. Al dar vuelta una ficha que no satisfacía sus expectativas, la volvían
a voltear y sacaban otras, hasta encontrar la que querían. Digo que cambiaron
voluntariamente las reglas del juego, porque ellos conocían las mismas. Ya que
antes del Memotex con personajes televisivos, jugaban a otro de objetos.
Considerando que se trata de un grupo de niños de tres años,
y que en un intercambio común, les cuenta mucho mantener la comunicación entre
ellos. De tal manera que, no se escuchan, y se superponen las conversaciones
con bastante frecuencia. Es interesante, verlos jugar y dialogar con mucha
coherencia. Observar, como se “teletransportar” al mundo de sus personajes
favoritos. Aquellos, con los que comparten horas de juego y alegría, y más aún,
que interesante es ver lingüistas de tres años, que utilizan términos que aún
no logro descifrar en su completitud.
La televisión: Uno de los medios de uso más frecuente en la
vida de los niños. De donde extraen experiencias de personajes, con los que se
identifican o contraponen. Es, en todo sentido una fuente educativa. Donde los
televidentes no son sujetos pasivos, inertes, que repiten monótonamente,
movimientos o frases desvinculadas de su realidad. Sino, que por el contrario
son sujetos activos que crean y recrean, el mundo virtual y lo vinculan con sus
experiencias, cotidianas. Capaces de comunicar su vínculo con algún personaje
de la fantasía y compartir la mirada relativa a dicho personaje, con otro que
conozca y maneje su lenguaje. Un lenguaje, que muchas veces para algún adulto
puede ser nefasto, pero que en realidad, es el medio, por el cual transmiten,
sensaciones y sentimientos, virtudes y defectos, vivencias y observaciones,
acuerdos y desacuerdos. Es decir, no son moldeados por la televisión, sino, que
de ella extraen herramientas, para moldear el mundo.
Jorge A. Huergo en: “La relevancia formativa de las
pantallas” (Comunicarn°30 v. XV. 2008. Revista científica de Comunicación y Educación)
Afirma: “Si
partimos de considerar a los sujetos como condicionados culturalmente (en
cierto modo, leídos y escritos), lo hacemos con la certeza de que ellos pueden
incrementar su autonomía relativa para actuar en el terreno de esos
condicionamientos (pueden leer y escribir su experiencia, la vida y el mundo).
En síntesis: no hay sujetos pasivos; por eso confiamos en que son esos
sujetos los artífices de la transformación del mundo”
Las vivencias de juego infantil de los niños que describo me
remontan a mi infancia. De ambas experiencias se desprenden cambios y
permanencias notables. Por un lado, las mismas princesas que me hacían soñar,
con zapatos de cristal y besos de príncipes, son las que hoy forman parte de
las preferencias de niñas que son a penas, 23 años más pequeñas que yo. Por
otro lado, algunos dibujos animados o programas infantiles de los años, a los
cueles regreso significativamente, han cumplido su ciclo y hoy sería casi imposible
que algunos niños de tres años, supieran por ejemplo: quien era Patán de los
Autos Locos, o Himan, etc. Así como tampoco es común encontrar adultos que
puedan entender un capítulo aislado de Ben diez, si la elocuente traducción de
algún niño, “políglota”.
Al observar estas diferencias, también asocio mi infancia y
la visión que poseía en esta época en relación al medio televisivo. Yo
disfrutaba, mirar muchos programas de televisión. Entre ellos, El chavo del
ocho, Chiquititas, Amigovios, Montaña rusa, etc. Sin embargo, algunos los
miraba libremente con “una conciencia tranquila”, sabiendo que no eran “malos
programas”, que eran “graciosos” o “bien pensados”. Otros, en cambio, aunque
los miraba, porque me gustaban, lo hacía, en compañía de la mirada subjetiva de
mis padres, que me condicionaban de alguna manera en su forma de ver.
En ocasiones, decían que ciertas contestaciones las había
obtenido de algún programa. Por supuesto, de aquellos que a ellos no les gustaban.
En general, la visión del medio audiovisual, era la de considerarlo en su uso, “una
pérdida de tiempo “. “Mejor era escuchar radio” o “leer un libro”, tareas a las
que me abocaba en virtud de lograr las expectativas de los mayores.
Al parecer, mi infancia en relación a mi posicionamiento como
televidente, tuvo una gran mediación por parte de mi familia.
Inés Cortejo
Portugal dice en “(El Psicodrama aplicado al estudio de la recepción familiar
televisiva” Comunicación y Sociedad, núm. 14-15, enero-agosto 1992, pp. 39-63)”:
“Es así, que hechos tales como utilizar la televisión como
castigo o recompensa, fijar la hora de ir a dormir, regañar al niño que ve
mucha televisión, etc. Forma parte de las estrategias de recepción conscientes
o inconcientes) que asumen las familias para mediar la relación entre el niño y
la T.V.”
Hoy en día, y como aclaré con anterioridad, formé una opinión
distinta de los medios televisivos. Estos son educativos ¡siempre! Queramos o
no. No son inútiles horas, frente a una caja, que nos coarta la imaginación o
la inventiva. Es una forma de juego tan hábil para el pensamiento humano, como
la de los años que nos precedieron. Donde primaba, la calle, la pelota, los
insectos del mundo silvestre del patio, etc. Repito, es una forma de juego, que
nos invita a disfrutar, a pensar, a elaborar, a recrear, a investigar, a
inquirir, a interactuar, a transformar.
Como cierre y conclusión, quiero compartir con ustedes, un video que realizamos con la sala de tres
años en el jardín 919 turno mañana. El mismo, consta de la filmación de una
película en lo que fue, la simulación de un estudio de TV. Allí, los niños
fueron, autores y protagonistas de su propia historia.
Como es necesario preservar la identidad de los niños en un
medio, como el utilizado para la publicación. A continuación, podrán solo
escuchar el audio. Para lo cual, les invito a realizar la propuesta de
Guillermo Orozco Gómez en “La televisión como juguete. Jugando a los medios con
niños” y así puedan imaginar el escenario y los personajes, evaluando las
riquezas del medio televisivo, en cuento propiciador no solo de lo auditivo,
sino, además de lo visual.


Hola Maite
ResponderEliminarNuevamente me sorprendés con una producción realmente completa, estensa, que toca los diversos aspectos de los contenidos estudiados a lo largo del cuatrimestre. Todo va dando cuenta del modo en que el jardín se puede constituir en mediación de la recepción mediática que realizan los chicos; lo cual supone, muchas veces, que los docentes revisemos nuestro posicionamiento frete a la TV, rememorando nuestra propia experiencia como televidentes cuando nuños, las mediaciones familiares y de otros tipos que intervinieron en nuestras interpretaciones y nuestra educación...
Gracias por compartir tu experiencia en la residencia. creo que es un aporte importante de tener en cuenta para todos.
Saludos