viernes, 9 de noviembre de 2012

La recepción mediática de los niños y el cambio de mirada hacia la TV de parte de los adultos


Pequeñas cabecillas de héroes y princesas con sus capas y espadas, con sus trajes y coronas. Buscando entre la silla y el suelo, cazar de pronto el aire, en un heroico vuelo…




Una de las cosas más significativas durante mi residencia, fue el observar y disfrutar del juego de los niños.
En los momentos de Juegos en sectores, ellos me pedían que les atara la capa al cuello. Cabe aclarar, que la capa, que yo veía como un pequeño, trapo colorido y acartonado, en ellos parecía cobrar vida.
Me contaban, que eran, el Zorro, el Hombre araña o Ben Diez. Algunas niñas, también, con sus vestidos, desfilaban por las salas. Eran Ariel (la sirenita), blanca nieves, o la bella durmiente.
Todos, contaban historias, y esas historias se hacían una en el juego. Era claro que todos, conocían los personajes, y hablaban los mismos códigos. Utilizaban términos tales como: Omitrix
Los niños poseían en la sala, unos títeres, colocados en paneles. Estos títeres fueron confeccionados en sus hogares, junto a sus familias. Tomaron como modelo de los mismos sus personajes favoritos de la Televisión: superhéroes y princesas.
Por lo general, al comenzar la jornada, realizábamos un intercambio, donde los niños podían, por ejemplo, hacer el conteo de los compañeros de la sala, a través de dicho títere. Esto lo realizaban, con el títere en la mano y en algunas ocasiones, se concentraban tanto en el personaje, que en algunos caso simulaban volar de un compañero al otro, o en una primer instancia, en lugar de comenzar el conteo, se quedaban mirando el títere que poseían en su mano, y jugaban con el un rato, como si nadie los estuviera viendo.
Algunos exteriorizaban ser ellos mismos,  el personaje que apreciaban. Por ejemplo decían: Yo soy el hombre araña, y al surgir este comentario en general también surgía algún otro, adjudicándose la misma identidad, luego la discusión, luego los gritos, luego las demostraciones de habilidades que validaran su declaración.
Otro de los juegos que realizamos con los niños, fue el Memotex de personajes televisivos. En la confección del mismo, tuve en cuenta aquellos que formaban parte de las preferencias de los niños. La situación de relevancia en relación a este juego, fue que los niños cambiaron las reglas del mismo. Esto constó en lo siguiente, al dar vuelta una ficha de un personaje que no les agradaba, ya no estaban interesados en dar vuelta la segunda ficha para obtener más puntos en el juego. Sólo les interesaba, obtener dos figuras que a ellos les gustara. Otra manera de resolver el asunto que les preocupaba era “haciendo trampa”. Al dar vuelta una ficha que no satisfacía sus expectativas, la volvían a voltear y sacaban otras, hasta encontrar la que querían. Digo que cambiaron voluntariamente las reglas del juego, porque ellos conocían las mismas. Ya que antes del Memotex con personajes televisivos, jugaban a otro de objetos.
Considerando que se trata de un grupo de niños de tres años, y que en un intercambio común, les cuenta mucho mantener la comunicación entre ellos. De tal manera que, no se escuchan, y se superponen las conversaciones con bastante frecuencia. Es interesante, verlos jugar y dialogar con mucha coherencia. Observar, como se “teletransportar” al mundo de sus personajes favoritos. Aquellos, con los que comparten horas de juego y alegría, y más aún, que interesante es ver lingüistas de tres años, que utilizan términos que aún no logro descifrar en su completitud.
La televisión: Uno de los medios de uso más frecuente en la vida de los niños. De donde extraen experiencias de personajes, con los que se identifican o contraponen. Es, en todo sentido una fuente educativa. Donde los televidentes no son sujetos pasivos, inertes, que repiten monótonamente, movimientos o frases desvinculadas de su realidad. Sino, que por el contrario son sujetos activos que crean y recrean, el mundo virtual y lo vinculan con sus experiencias, cotidianas. Capaces de comunicar su vínculo con algún personaje de la fantasía y compartir la mirada relativa a dicho personaje, con otro que conozca y maneje su lenguaje. Un lenguaje, que muchas veces para algún adulto puede ser nefasto, pero que en realidad, es el medio, por el cual transmiten, sensaciones y sentimientos, virtudes y defectos, vivencias y observaciones, acuerdos y desacuerdos. Es decir, no son moldeados por la televisión, sino, que de ella extraen herramientas, para moldear el mundo.     
Jorge A. Huergo en: “La relevancia formativa de las pantallas” (Comunicarn°30 v. XV. 2008. Revista científica de Comunicación y Educación) Afirma: “Si partimos de considerar a los sujetos como condicionados culturalmente (en cierto modo, leídos y escritos), lo hacemos con la certeza de que ellos pueden incrementar su autonomía relativa para actuar en el terreno de esos condicionamientos (pueden leer y escribir su experiencia, la vida y el mundo). En síntesis: no hay sujetos pasivos; por eso confiamos en que son esos sujetos los artífices de la transformación del mundo”
Las vivencias de juego infantil de los niños que describo me remontan a mi infancia. De ambas experiencias se desprenden cambios y permanencias notables. Por un lado, las mismas princesas que me hacían soñar, con zapatos de cristal y besos de príncipes, son las que hoy forman parte de las preferencias de niñas que son a penas, 23 años más pequeñas que yo. Por otro lado, algunos dibujos animados o programas infantiles de los años, a los cueles regreso significativamente, han cumplido su ciclo y hoy sería casi imposible que algunos niños de tres años, supieran por ejemplo: quien era Patán de los Autos Locos, o Himan, etc. Así como tampoco es común encontrar adultos que puedan entender un capítulo aislado de Ben diez, si la elocuente traducción de algún niño, “políglota”.

Al observar estas diferencias, también asocio mi infancia y la visión que poseía en esta época en relación al medio televisivo. Yo disfrutaba, mirar muchos programas de televisión. Entre ellos, El chavo del ocho, Chiquititas, Amigovios, Montaña rusa, etc. Sin embargo, algunos los miraba libremente con “una conciencia tranquila”, sabiendo que no eran “malos programas”, que eran “graciosos” o “bien pensados”. Otros, en cambio, aunque los miraba, porque me gustaban, lo hacía, en compañía de la mirada subjetiva de mis padres, que me condicionaban de alguna manera en su forma de ver.
En ocasiones, decían que ciertas contestaciones las había obtenido de algún programa. Por supuesto, de aquellos que a ellos no les gustaban. En general, la visión del medio audiovisual, era la de considerarlo en su uso, “una pérdida de tiempo “. “Mejor era escuchar radio” o “leer un libro”, tareas a las que me abocaba en virtud de lograr las expectativas de los mayores.
Al parecer, mi infancia en relación a mi posicionamiento como televidente, tuvo una gran mediación por parte de mi familia.
Inés Cortejo Portugal dice en “(El Psicodrama aplicado al estudio de la recepción familiar televisiva” Comunicación y Sociedad, núm. 14-15, enero-agosto 1992, pp. 39-63)”:
“Es así, que hechos tales como utilizar la televisión como castigo o recompensa, fijar la hora de ir a dormir, regañar al niño que ve mucha televisión, etc. Forma parte de las estrategias de recepción conscientes o inconcientes) que asumen las familias para mediar la relación entre el niño y la T.V.”
Hoy en día, y como aclaré con anterioridad, formé una opinión distinta de los medios televisivos. Estos son educativos ¡siempre! Queramos o no. No son inútiles horas, frente a una caja, que nos coarta la imaginación o la inventiva. Es una forma de juego tan hábil para el pensamiento humano, como la de los años que nos precedieron. Donde primaba, la calle, la pelota, los insectos del mundo silvestre del patio, etc. Repito, es una forma de juego, que nos invita a disfrutar, a pensar, a elaborar, a recrear, a investigar, a inquirir, a interactuar, a transformar.
Como cierre y conclusión, quiero compartir con ustedes,  un video que realizamos con la sala de tres años en el jardín 919 turno mañana. El mismo, consta de la filmación de una película en lo que fue, la simulación de un estudio de TV. Allí, los niños fueron, autores y protagonistas de su propia historia.
Como es necesario preservar la identidad de los niños en un medio, como el utilizado para la publicación. A continuación, podrán solo escuchar el audio. Para lo cual, les invito a realizar la propuesta de Guillermo Orozco Gómez en “La televisión como juguete. Jugando a los medios con niños” y así puedan imaginar el escenario y los personajes, evaluando las riquezas del medio televisivo, en cuento propiciador no solo de lo auditivo, sino, además de lo visual.


  

1 comentario:

  1. Hola Maite
    Nuevamente me sorprendés con una producción realmente completa, estensa, que toca los diversos aspectos de los contenidos estudiados a lo largo del cuatrimestre. Todo va dando cuenta del modo en que el jardín se puede constituir en mediación de la recepción mediática que realizan los chicos; lo cual supone, muchas veces, que los docentes revisemos nuestro posicionamiento frete a la TV, rememorando nuestra propia experiencia como televidentes cuando nuños, las mediaciones familiares y de otros tipos que intervinieron en nuestras interpretaciones y nuestra educación...
    Gracias por compartir tu experiencia en la residencia. creo que es un aporte importante de tener en cuenta para todos.
    Saludos

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